Quiero dormir el sueño de las manzanas,
alejarme del tumulto de los cementerios.
Quiero dormir el sueño de aquel niño
que quería cortarse el corazón en alta mar.
…
Porque quiero dormir el sueño de las manzanas
para aprender un llanto que me limpie de tierra;
porque quiero vivir con aquel niño oscuro
que quería cortarse el corazón en alta mar.
FGL versos de Gacela VIII, de la muerte oscura
Al pie de la Sierra de Alfacar, a unos nueve kilómetros al noreste de Granada, hay dos pueblos colindantes: el que da su nombre a la Sierra, Alfacar, y Víznar.
En julio de 1936, al estallar la guerra, los rebeldes se hicieron con el fuerte de Víznar.
Los vehículos procedentes de Granada tenían que pasar por delante del Palacio de Moscoso y Peralta. Luego seguían su camino cuesta arriba en dirección a Alfacar. Podemos tener la casi certeza que el coche en el que iban esposados Lorca y Galindo González vino por aquí. […]
Ya encima de Víznar quien llega hasta aquí descubrirá, unos metros más adelante, debajo del camino de Alfacar y entre unos frondosos árboles, los restos de un molino. En tiempos de la República había en este lugar un destartalado edificio, Villa Concha, que se utilizaba como residencia de verano para los niños granadinos, siendo conocido por los vecinos del pueblo, en consecuencia, como La Colonia. Cuando Víznar se convirtió en lugar fuerte militar a finales de julio de 1936, los falangistas transformaron La Colonia en cárcel provisional. Sabemos por varios testigos que Lorca pasó sus últimas horas en La Colonia.
Acompañaron al poeta y a Dióscoro Galindo González aquella madrugada dos conocidos banderilleros granadinos, Joaquín Arcollas Cabezas y Francisco Baladí Melgar, anarquistas militantes […] Desde el emplazamiento de La Colonia la carretera serpentea por el valle en dirección a Alfacar […] en unos pocos minutos la carretera llega a una curva abrupta. Abajo, liberada por fin de su cárcel, la acequia cruza por un estrecho acueducto. Enfrente sube una pendiente de arcilla, embellecida de altos y tupidos pinos, que se pierde más arriba entre los peñascales de la Sierra de Alfacar. Éste es el barranco de Víznar,
El poeta y sus tres compañeros de infortunios fueron conducidos, antes del alba, un poco más allá por el camino de Alfacar.
Los verdugos despacharon a las víctimas al pie de un olivo que todavía existe, al lado del plinto que señala el lugar del suceso […] A unos pasos del lugar del asesinato se encuentra el manantial conocido como Fuente Grande.[…]
A partir de agosto de 1936 no se podía hablar de Federico García Lorca en Granada.
Ian Gibson, Federico García Lorca II, Vida, pasión y muerte [fragmentos]